— Oye, tú eres la de la tele, ¿verdad? —Prego asiente con la cabeza— ¡Y tú también! —Esta vez se dirige a Espada. La constatación ilusiona a la chica, que mira a Patricia y afirma sin lugar a la réplica—: Tú eres su mujer.
Finalmente, llega el careo temido. Me encuadra en primer plano y su sonrisa se torna mueca desdeñosa.
— Y tú… tú no eres nadie.
¡Bendita homérica! Las putas, cuando no están trabajando, son de una sinceridad apabullante.
Este texto está sacado de una de las crónicas que Jordi Bernal fue escribiendo durante el largo tour que medió entre el manifiesto de 2005 que dio origen a Ciutadans y las elecciones autonómicas de 2006 en que el partido recién nacido sacó sus primeros tres diputados. Las crónicas fueron recogidas al año siguiente por José María Albert de Paco, el editor de Tentadero, en Viajando con Ciutadans. Y ahí siguen, para quien desee leerlas. Lo cual es muy recomendable. Porque lo que allí se cuenta no se ha contado en casi ninguna otra parte; porque se trata de periodismo del bueno —o sea, honesto, inteligente y muy bien escrito— y porque, en fin, el libro resultante es un libro feliz, afirmativo, un libro que narra una victoria, dura y trabajada. La crónica que se cierra con el fragmento reconstituyente reproducido más arriba corresponde al 5 de junio de 2006. Ese día, una pequeña representación de Ciutadans de la que formaban parte los protagonistas de la anécdota y el hoy diputado José Manuel Villegas, y a la que acompañaba la periodista de El Mundo Victoria Prego, se había desplazado a Gerona para ofrecer una charla en el auditorio de una caja de ahorros. Estábamos en plena campaña del referéndum por el Estatuto de 2006 y Ciutadans, que aún no había celebrado su congreso constituyente, recorría la geografía catalana pidiendo el «no». Ese 5 de junio de 2006 una veintena de energúmenos independentistas agredieron a Espada y trataron de reventar el acto con la complacencia de tres o cuatro mossos de paisano que no consideraron necesario intervenir. Gerona, ciudad sin ley. De ello, y de cuanto sucedió en aquel par de semanas de campaña, dejó testimonio escrito Victoria Prego en sus crónicas, lo mismo en el periódico que en su blog. Pero Victoria, con su mochilita y su portátil siempre en ristre, fue mucho más que una voz autorizada gracias a la cual pudimos traspasar la omertà mediática catalana; fue también una presencia solidaria, amiga, fraternal. Yo la traté días más tarde, en otros actos de campaña, bajo los focos y fuera de ellos. Y nunca olvidaré esos momentos.
Esta noche Victoria Prego recibe un homenaje en Barcelona. En fin, no es propiamente un homenaje, sino un premio, el Premio a la Tolerancia, que concede anualmente la Asociación del mismo nombre. Pero no hay duda que el acto derivará en homenaje. Yo no podré estar, por desgracia. Y no saben cuánto lo siento.