Ángeles González-Sinde se ha llevado el segundo premio de la lotería del Planeta y hay quien se pregunta si ello es justo. No literariamente, por supuesto. El universo de los premios, aun cuando evacue de tarde en tarde algún producto presentable, no suele guiarse en sus decisiones por la calidad de la obra, sino por la expectativa de venta que genera. Entre el montón de originales, hay siempre o casi siempre alguno —así lo reconocen los jurados— literariamente mejor que el ganador. Pero business is business y lo demás son cuentos. Lo que aquí se plantea, pues, no es si la obra presentada por González-Sinde tiene más calidad que el resto —al margen de la ganadora, claro—, sino si es éticamente justo que González-Sinde se haya embolsado 150.000 € del segundo premio habiendo sido quien ha sido —o sea, la ministra que puso en marcha la primera ley antipiratería, lo que no puede sino granjearle las simpatías del editor Lara— y hace tan poco. Yo no veo, la verdad, que exista ningún problema. El problema sería que fuera al revés, que el Planeta premiara a una candidata exministra de Cultura que hubiera sido partidaria, durante su periplo ministerial, de las descargas ilegales. Y en cuanto al tiempo transcurrido entre su cese y este segundo premio, no llega a los dos años, es cierto —le faltan un par de meses—, pero se trata de un periodo razonable para escribir una novela como las que optan al Planeta. Quiero decir que nadie puede acusarla de haber escrito la obra en el banco azul o en las deliberaciones de un Consejo de Ministros. Eso sí, a juzgar por sus propias palabras, la ilusión y el esfuerzo no son de ahora: «He venido muchas veces a esta cena y siempre quería volver, pero a improvisar discursos como escritora premiada. Me he esforzado mucho por llegar hasta aquí». Seguro. Lástima, sin embargo, que la emoción le jugara una mala pasada a la exministra. Porque ningún laureado en esta clase de premios improvisa discurso alguno, como bien sabe González-Sinde. Que si hay algo atado y bien atado en este país desde mucho antes del 15 de octubre de cada año son el ganador y el finalista del Planeta.