A mí esa iniciativa, acaso por razones filológicas, me ha traído el recuerdo de otra de la que fui protagonista. Hará unos seis años me propuse recoger en un mismo volumen una amplia selección de artículos escritos durante la guerra civil por intelectuales catalanes, desde uno y otro bando. Para entendernos: a un lado, los de Rovira i Virgili, Bosch Gimpera, Carles Pi i Sunyer, Pous i Pagès o Joan Peiró; al otro, los de Ors, Pla, Agustí, Sentís, Martí de Riquer o Gaziel. Como el libro reflejaba el enfrentamiento entre catalanes, lo titulé «Cataluña contra Cataluña». O «Catalunya contra Catalunya», dado que la mayoría de los artículos correspondían al bando republicano y habían sido publicados en catalán. No hubo forma de editarlo. Estuve tres años intentándolo. En una editorial hasta llegué a firmar un contrato, pero nunca lo recibí contrafirmado. En otra fueron los herederos de uno de los autores quienes amenazaron al editor con la de Dios es Cristo si aquello seguía adelante. En otras dos ni siquiera se dignaron mandarme acuse de recibo. Y lo dejé correr.
Y ahora, lo que son las cosas, comprendo dónde fallé. No fue en el proyecto; fue en el título. De haber titulado el libro «Espanya contra Catalunya» no sólo lo habría publicado al punto, sino que con algo de suerte hasta me habría llamado Sobrequés para que le fuera preparando una ponencia para el simposio.
(ABC, 15 de junio de 2013)