Hace un par de días, coincidiendo con los santos inocentes, mi amigo Àngel Duarte depositó en mi buzón electrónico un mensaje con una noticia procedente del digital vozpópuli. La noticia informaba de un estudio que la Generalitat ha encargado para conocer el perfil del electorado catalán con vistas al referéndum. O sea, cuál es el prototipo de votante independentista, y cuál el del votante constitucionalista. En cuanto al de este último, responde, al parecer, al de una mujer de más de 60 años, con estudios primarios o sin estudios, nacida, al igual que sus padres, fuera de Cataluña, y residente en un municipio del área barcelonesa con una población de entre 10.000 y un millón de habitantes. En lo que respecta al del primero, sería el de un hombre menor de 30 años, con estudios universitarios, natural, como sus progenitores, de Cataluña, y residente en un municipio del área gerundense con una población inferior a 10.000 habitantes. Se trata, por supuesto, de los extremos del gráfico. Quiero decir que, entre uno y otro, encontraremos sin duda independentistas y constitucionalistas con edades intermedias, perfiles mezclados, e incluso con las características propias del prototipo opuesto. Sin embargo, esos dos extremos son a todas luces indicativos del gran fiasco de la España de las Autonomías. Que los jóvenes catalanes con estudios superiores sean precisamente los que aspiran a desgajarse del Estado benefactor demuestra hasta qué punto esos 35 años de Monarquía constitucional se han saldado, cuando menos en Cataluña, con un rotundo fracaso. Sí, ya sé que esos jóvenes del estudio residen en la provincia de Gerona y en municipios relativamente poblados. Pero da igual. No me cabe la menor duda de que son representativos.

Ah, se me olvidaba decir que mi amigo Àngel Duarte profesa en la Universidad de Gerona. Pero que conste que el pobre es tan inocente como los santos de hace par de días. Eso sí, hay que desearle, porque se lo merece, un destino mejor.

Los santos inocentes

    30 de diciembre de 2013