(ABC, 14 de septiembre de 2013)
El Gobierno de la Generalitat decidió recusar el pasado 30 de julio al presidente del Tribunal Constitucional (TC), Francisco Pérez de los Cobos. Al día siguiente, la Mesa del Parlamento de Cataluña hacía lo propio. Según ambas instituciones, el magistrado era merecedor de tal recusación por su recién descubierta militancia en el PP entre 2008 y 2011, lo que le convertía «de facto» en un animoso contradictor de la voluntad del pueblo catalán, representada y expresada en su Parlamento y su Gobierno. El razonamiento, por supuesto, era del todo peregrino. (Otra cosa es que el tribunal cuya función es la de supremo intérprete de la Constitución esté presidido por alguien tan poco independiente ideológicamente hablando. Pero lo mismo podría decirse del resto de sus miembros, y no digamos ya de su antecesor en el cargo. Por desgracia, así son los órganos judiciales por estos lares.) En todo caso, no parece que la recusación vaya a prosperar. Y eso que en los últimos días se le ha añadido otro descubrimiento: un discurso que Pérez de los Cobos pronunció en Yecla, su ciudad natal, el 6 de diciembre de 2005, Día de la Constitución, en el que criticaba duramente la propuesta de reforma del Estatuto salida el 30 de septiembre anterior del Parlamento catalán y en el que aseguraba que «el verdadero problema es que, como consecuencia de errores del pasado, varias generaciones de catalanes han sido ya educados en el desprecio, expreso o tácito, hacia la cultura española». Al Gobierno catalán le ha faltado tiempo para declarar, por boca de su ministro de Propaganda, el inefable Francesc Homs, que iban a añadir ese discurso al pliego de cargos de la recusación, claro que sí. Y hasta ha exigido una «rectificación en toda regla» a Pérez de los Cobos. ¿Una rectificación? ¿Por afirmar hace ocho años que varias generaciones de catalanes habían sido ya educados en el desprecio, expreso o tácito, hacia la cultura española? Sólo faltaría. La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero. Y no creo que sea necesario precisar quién es aquí Agamenón y quién el porquero.
(ABC, 14 de septiembre de 2013)
(ABC, 14 de septiembre de 2013)