1) Dice el director de Libération, en relación con el atentado del que ha sido víctima un fotógrafo ayudante en la propia recepción del diario: «Que alguien entre en un periódico con un fusil es muy grave en una democracia, sea cual sea el estado mental de quien lo hace. Si los medios de comunicación deben convertirse en búnkeres, hay algo que no funciona bien en la sociedad». Aun comprendiendo el estado de ánimo del director después de la tragedia vivida, ¿no resulta acaso más grave para una sociedad, más ilustrativo de su mal funcionamiento, que alguien la emprenda a tiros en plena calle contra el primero que pase? Hay oficios de riesgo, y el periodismo es uno de ellos. Y lo es incluso, por desgracia, allí donde no consta que se haya declarado guerra alguna.

2) La prensa no nacionalista aplaude el giro dado por el PSC. Tanto como la nacionalista lo deplora. Eso sí, una y otra coinciden en que el partido que lidera Pere Navarro no ha superado la crisis, por más que el resultado de la votación del domingo en el Consell Nacional parezca consolidar entre sus filas la línea de la dirección. Lo que nadie se pregunta, en cambio, es por qué ahora y no antes. O sea, por qué Navarro y los suyos han estado mareando la perdiz durante cerca de un año, jugando al sí pero no, en vez de plantarse desde el primer día. ¡Qué distinto habría sido todo si ya entonces el barco no hubiera incluido más que almogávares y algún que otro capellán o capellana!

3) La deriva de la oratoria se refleja estupendamente en esa foto del consejero catalán de Economía, Andreu Mas-Collell, haciendo con las manos el signo de poner un vocablo o expresión entre comillas. Si un político es incapaz de resaltar, mediante la entonación o recurriendo simplemente a la paráfrasis, su propio pensamiento, más vale que se deje de discursos. Y, en según qué casos, de política.

Acotaciones de un lector (1)

    19 de noviembre de 2013