Hay que celebrar, sin duda alguna, que, en medio de tanto hierbajo tercerista y equidistante, el editorial de El País haya acertado a colocar esta frase: «La cuestión catalana ha superado ya el marco estrecho de un conflicto entre dos Gobiernos para convertirse en un problema de los españoles». Algunos, modestia aparte, habíamos llegado ya a esa conclusión hace meses, si no años, sin necesidad de atenernos a otro marco que el de la ley. Lo que no quita que hayamos considerado siempre, y en especial ante la inacción del conjunto de nuestra clase política, que una cuestión de esta índole a quien compete resolverla, en última instancia, es al Gobierno de España. Precisamente por ser un problema de los españoles. De todos los españoles.