Leo, algo tarde y con verdadero asombro, que el presidente Mas ha encargado a Ferran Mascarell la puesta en marcha de una especie de torpedo llamado Volem, o sea, Queremos. Me explico. Por un lado, lo del torpedo. Vaya por delante que Mascarell es un verdadero especialista en esa clase de artimañas, pero, aun así, me cuesta creer que el presidente le haya encargado, sin recato alguno, atraer cuantos personajes con un indiscutible pedigrí de izquierda y nacionalista siguen transitando en Cataluña como un alma en pena. Y luego, claro, el nombre, tan evocador. En fin, qué se le va a hacer. En todo caso, y si de mi dependiera, no les quepa la menor duda: antes me arrimaría a esa entelequia socialcristiana de Duran i Lleida que a lo que trama Mas, Mascarell mediante. Aunque sólo sea por el nombre, Construïm, tan fabril, tan plácido, tan indefectiblemente catalán.