Yo no sé qué va a ocurrir mañana en Cataluña. Pero si sé que algo va a ocurrir y que ese algo es de una gravedad extrema. Por supuesto, lo grave no son las urnas de cartón, ni los falsos censos, ni el sentimentalismo desbordado de tanto independentista entrado en trance. Lo grave es que la Generalitat, esa institución del Estado, haya promovido, amparado y costeado lo que vaya a ocurrir. Hace una semana me preguntaba aquí mismo qué haría Artur Mas después de la más que previsible segunda suspensión del Constitucional. Ahora ya lo sé: por un lado, ha dejado que sus voceros habituales afirmaran que eso no hay quien lo pare; por otro, no ha tenido ningún empacho en asegurar —como hizo ayer mismo— que el gobierno que preside va a seguir liderando la organización del 9-N, aunque los votos los cuente la ANC. Y esa zorrería, de la que tanto alardeó el día en que convirtió la «consulta» en un «proceso participativo», está a punto de dar sus frutos. De momento, el ministro de Justicia ya ha anunciado que «si la Generalitat no promueve actuaciones» —a saber qué entiende por «actuaciones»— no será necesario intervenir; al fin y al cabo, ha remachado el propio ministro, «nadie va a impedir la libertad de expresión de los ciudadanos». Por supuesto, nadie tiene por qué impedirla, siempre y cuando esa libertad de expresión sea la feliz resultante de un proceso que haya discurrido por los cauces legales, lo que, sobra añadirlo, no ha sido el caso. Supongo que detrás de la permisividad del Gobierno central está la voluntad de evitar incidentes con los alzados, de no darles, como quien dice, razones de enojo ni argumentos para el victimismo. Pero esa permisividad entraña un grave riesgo y es la erosión del Estado, o lo que es lo mismo, de los derechos y deberes de sus ciudadanos, depositarios de la soberanía nacional. Y, entre esos derechos y muy principalmente, el de seguir siendo, a todos los efectos, ciudadanos libres e iguales. Por ese motivo, aunque las urnas sean de cartón y el censo un artilugio sin garantía ninguna, la afrenta de mañana no puede ni debería quedar impune.

(ABC, 8 de noviembre de 2014)

Mañana

    8 de noviembre de 2014