1. El lío catalán es tan monumental que, en su columna de hoy, Federico Jiménez Losantos atribuye al primer secretario del PSC Miquel Iceta unas palabras de la vicepresidenta del Gobierno español Soraya Sáenz de Santamaría —unas palabras que Sáenz de Santamaría le dijo al propio Iceta— y no pasa nada. Quiero decir que no pasa nada con la columna, que la confusión de Jiménez Losantos no modifica para nada el sentido que habría tenido el texto de no haberse producido el error. A estas alturas de la película, cualquier cosa es posible en Cataluña. Posible y, por lo tanto, creíble.

2. Como si de un golpe de Estado se tratara, todo lo relacionado con los preparativos del 9-N se ha ido conociendo hasta la fecha a base de correos electrónicos. De correos electrónicos que los medios han sacado a la luz. Si el otro día era un correo enviado por un director de instituto a sus profesores, hoy es uno del propio Gobierno catalán a esos mismos directores en el que se admite que la farsa del 9N no se celebrará «si se suspende judicialmente». Ante lo que el catalanito de a pie no puede por menos que replicar: «¿Y no estaba ya suspendida y, aun así, pretenden celebrarla? ¿Quién me asegura a mí que no lo volverán a intentar una tercera vez?» Suerte que para hoy está prevista una comparecencia de la vicepresidenta autonómica Joana Ortega para informar sobre los preparativos de tan fausta jornada. O ella o el caos, podríamos añadir. Suponiendo, claro, que ella no sea también el caos, como rezaba aquel chiste de Ramón en Hermano Lobo.

El esperpento catalán (2)

    22 de octubre de 2014