(ABC, 18 de octubre de 2014)
Albert Rivera, líder de un partido, Ciutadans, al que los sondeos más recientes sitúan ya como la quinta fuerza política española en intención de voto, por delante de UPyD; Albert Rivera, digo, es partidario de que el presidente Artur Mas convoque, sin más dilación, unas elecciones autonómicas. En realidad, ese adelantamiento electoral lleva pidiéndolo Rivera desde los albores mismos de la presente legislatura. La deriva soberanista de Mas y su pacto con ERC han paralizado hasta tal punto la Autonomía que ninguno de los problemas que en verdad desazonan a los catalanes —el paro, la corrupción, las crisis de los sistemas públicos de salud y enseñanza— ha hallado, por parte del Gobierno de la Generalitat, respuesta alguna —o, por lo menos, respuesta eficaz alguna—. En síntesis: el gobierno no hace de gobierno ni la oposición de oposición, por lo que lo mejor es que el presidente convoque elecciones cuanto antes y dé paso a una nueva mayoría. Ese planteamiento, que tiene un indiscutible valor estratégico en la medida en que refuerza a Ciutadans como principal alternativa política, ha sido retomado de forma insistente por Rivera esta semana, desde que Mas convirtiera el 9-N en un esperpento todavía mayor. Pero no sé, francamente, si sigue siendo estratégico, es decir, oportuno. Rivera, como es natural, pide unas elecciones autonómicas ordinarias. Ocurre, sin embargo, que Mas ya ha anunciado que, en caso de convocarlas, serían plebiscitarias, o sea, extraordinarias. Esto es, con lista y programa únicos de corte independentista en el caso de algunas formaciones. Por supuesto, puede que el actual presidente se vea abocado a convocar elecciones por falta de apoyos parlamentarios y sin haber logrado ningún acuerdo soberanista, aunque lo dudo, dado que siempre le quedará el PSC para ir tirando hasta 2016. En todo caso, si Mas finalmente adelanta los comicios tras haber llegado a un acuerdo con una o más fuerzas para convertir unas autonómicas en unas plebiscitarias, lo que debería hacer Ciutadans —y el PP y lo que quede del PSC— es no presentarse y promover, en cambio, una abstención activa. No se puede ser parte de un fraude. Ni en broma.
(ABC, 18 de octubre de 2014)
(ABC, 18 de octubre de 2014)