Y ha sido esta mañana, precisamente, al leer la información sobre las razones por las que la alcaldesa de Santa Coloma de Gramanet, Nuria Parlón, ha declinado postularse para suceder a Navarro, cuando he visto claro. Todo es culpa de una foto, de aquella foto. Jaume Collboni, el candidato a la alcaldía de Barcelona, lo comentaba hace unos días, y Parlón, al parecer, también ha aludido a ello. Aquella foto en la que Navarro, en vísperas del Día de la Constitución, aparecía brindando con Albert Rivera y Alicia Sánchez Camacho, en presencia de la delegada del Gobierno en Cataluña, ha acabado siendo su perdición. Para ese par de barones —y quién sabe si para otros con los que el socialista de Tarrasa ha cambiado impresiones— esa imagen fue un error. No se puede brindar por la Constitución cuando el nacionalismo ha decidido que ya no es cosa suya —suponiendo que lo haya sido alguna vez—. No se puede defender públicamente la ley cuando el nacionalismo ha resuelto saltársela. En Cataluña esa desafección se paga cara.
¿Y el PSC?, acaso se pregunten. ¿Qué va a ser de él? Pues poca cosa, me temo. Si es que no termina naufragando. Por de pronto, dicen que pondrá sus destinos en manos de quien fue fontanero de Narcís Serra y se ha convertido, con el tiempo, en una suerte de inspector de alcantarillas socialistas. No es mala idea. Sobre todo cuando en el PSC no paran de detectarse vías de agua.