P. También deben buscar apoyo internacional, de momento muy pobre.
R. No explicaremos los buenos resultados porque se desactivarían. Cuando ejerzamos la independencia se verán.
Téngase en cuenta que quien eso sostiene ha sido eurodiputado durante media legislatura y, ya fuera del Parlamento Europeo, ha pronunciado una conferencia en Bruselas como máximo líder de ERC y máximo aliado del presidente de la Generalitat en su proceso soberanista en la que, tras amenazar con «parar la economía catalana durante una semana» si el Gobierno de España no permitía la celebración de la llamada consulta, soltó, fardón: «Nosotros también tenemos nuestros instrumentos». Esos son, pues, los argumentos internacionales del aspirante a presidir el futuro Estado catalán. O los instrumentos, como prefieran. Y ese personaje, cuando se le recuerda que el proyecto en el que se ha embarcado junto a Artur Mas carece de los mínimos apoyos en la política no ya mundial, sino europea, tiene la desvergüenza de prescindir de ellos con la excusa de que explicar ahora «los buenos resultados» que comportaría la independencia traería como consecuencia que estos se desactivaran. No sabemos si por culpa de la endeblez fáctica y argumental en que descansan o si porque, al igual que el jugador de póquer que va de farol, «los buenos resultados» que Junqueras esconde no existen. En todo caso, ese es el hombre que quiere gobernar Cataluña. Parece mentira que tantos catalanes le sigan la corriente.