En todo caso, y al margen de cuál acabe siendo el desenlace de tan tedioso culebrón, lo significativo es el papel que desempeñan en él las organizaciones de agit-prop, esto es, ANC y Òmnium —y, hasta cierto punto, AMI, la Asociación de Municipios por la Independencia—. Porque de ellas depende ya el curso de la política catalana. Son las huestes de Forcadell y Casals quienes, en definitiva, condicionan los pactos. En otras palabras: ni Mas ni Junqueras pintan nada sin esas forces de frappe a las que han estado cebando durante años para que saquen, de tarde en tarde, miles de ciudadanos uniformados a la calle. Así las cosas, es natural que el candidato de ERC no renuncie a adornar su lista con alguno de esos nombres, y más teniendo en cuenta que la intención de su compadre de CIU y, sin embargo, rival es embellecer la suya con cuantos más mejor. Hasta ahí podíamos llegar, debe decirse Junqueras. Y es que, si bien se mira, la mayoría de esas estrellas del soberanismo han estado siempre mucho más cerca de ERC —donde incluso han militado, como Forcadell— que del partido fundado por el otrora venerado Jordi Pujol. Y si en la orilla independentista parece difícil el acuerdo, en la otra lo que podría tal vez enmendarse es el desacuerdo. Me refiero, en concreto, al desacuerdo entre UPyD y Ciutadans. La noticia se publicó aquí mismo durante este interregno navideño: «UPyD ofrece a C’s una coalición electoral de cara a las municipales en Cataluña», y a día de hoy, que yo sepa, nadie la ha desmentido. Habrá, pues, que darla por buena. Otra cosa es si semejante iniciativa ha sido tomada con conocimiento de la dirección de la propia UPyD y, por supuesto, si ha sido recibida con simpatía por los destinatarios de la oferta, lo mismo en las alturas que en las bajuras. En todo caso, ha sido hecha por Miguel del Amo, coordinador del partido en Cataluña, o sea, por alguien que algún peso debe de tener en la casa. En mi último artículo hablaba de los efectos electorales que la división entre UPyD y Ciutadans tendría sin duda en la política balear y abogaba por que los segundos, que aún no disponen de estructura ni representación en la Comunidad, una vez constituidos optasen por no concurrir a los comicios de mayo. Como es natural, mejor sería una fórmula como la enunciada por Del Amo en Cataluña, esto es, un acuerdo de coalición. Y mejor sería aún que el acuerdo hubiera cuajado en toda España. Pero, ya que estamos donde estamos y algunas agrupaciones territoriales, al menos, siguen insistiendo en la necesidad del acuerdo, no seré yo quien se haga de rogar para sumarse ya desde ahora a la propuesta.
(Crónica Global)