Después de lo de Grecia y antes de lo de España, tal vez no esté de más dejar testimonio, aquí y ahora, de ese particular homenaje a la Nova cançó al que se está entregando esa formación de nuevo cuño y tan rancias hechuras apellidada Podemos. Si en su asamblea constituyente de octubre en Madrid tiró de L’estaca y en el mitin de diciembre en Barcelona hizo, claro, lo propio, ayer en Valencia echó mano de Al vent. A este paso, cuando la gira de su máxima estrella pase por Palma de Mallorca es de esperar que en el cónclave suene Què volen aquesta gent. Sí, on connaît la chanson. Y, al contrario que la bella cinta de Resnais, esa vuelta al pasado no tiene ni pizca de gracia. Como si los españoles fuéramos incapaces de aprender.