Les decía el pasado sábado que daba por hecho que la Generalitat no conmemorará el 80 aniversario del 6 de octubre. Es verdad que a renglón seguido añadía que con esa gente nunca se sabe, pero, vaya, sin demasiada convicción, lo confieso, sólo por si acaso. Y he aquí que hoy me desayuno con esta noticia de El Mundo. Es decir, que aunque no vaya a conmemorarse el 6 de octubre, día por día, 80 años más tarde, sí hay quien parece dispuesto a montar un nuevo 6 de octubre. Eso sí, en fecha todavía por determinar. O por descubrir. Sea como sea, el paralelismo con el pasado asusta. Miembros de las fuerzas de seguridad dependientes de la Generalitat adiestrando a jóvenes radicales independentistas —y perdón por el pleonasmo— en el manejo de las armas de fuego. Y, como preámbulo, la llamada del presidente del Gobierno autonómico a desobedecer la ley, por un lado, y la gran parada del próximo jueves con las masas encuadradas, por otro. De vértigo. Recordar las consecuencias que tuvo para la autonomía y para la historia de España lo ocurrido en 1934 tal vez no sirva de mucho, pero por probar que no quede.