El futuro presidente de la Generalidad de Cataluña, Oriol Junqueras, desfiló anteayer por las calles de Barcelona enfundado en una camiseta de «carallot». Los «carallots» —esto es, los memos, los gilipollas— son los miembros de la colla castellera de Sant Vicenç dels Horts, de donde el futuro presidente sigue siendo alcalde. Por supuesto, que nadie infiera de ello que el futuro presidente es un gilipollas, No, por de pronto, el futuro presidente es sólo un «carallot». O sea, alguien dispuesto a enfundarse una camiseta, a desfilar bajo una pancarta y hasta a tratar de alcanzar el cielo y la gloria. Y lo mismo puede decirse del resto de los ciudadanos que se congregaron el jueves en la capital catalana. En realidad, el único interés de la movilización del 11 de septiembre radica en saber cuántos «carallots» había y si la cifra crece, permanece estable o empieza a declinar con respecto a años anteriores. Sobra precisar que había muchos, centenares de miles. Pero cuántos exactamente no lo sabremos hasta que los beneméritos de SCC no se decidan a contar cabezas como ya hicieron con los uniformados de 2013. En todo caso, algo es seguro: no fueron 1.800.000, como pregonó la Guardia Urbana tras haber añadido 200.000 a los falsos 1.600.000 del año pasado. (Cuando yo trabajaba en el Ayuntamiento de Barcelona, hace más de tres lustros, los recuentos de los actos promovidos por la institución se hacían del siguiente modo: el oficial responsable de la Guardia Urbana pedía a los organizadores una cifra, estos se la daban y aquel la hacía pública. Dudo mucho que el método haya cambiado.) Ni tampoco fueron tantos como para repetir el mantra —es lo que han hecho Òmnium y alguna periodista de papel jubilosamente entregada a la causa— de que fue «la manifestación más multitudinaria de Europa». Y las de la guerra de Irak en las principales capitales europeas, ¿tan lejos quedan en la memoria? No, «carallots» hubo muchos el jueves en Barcelona. Lo que significa que proliferan en Cataluña. Pero seguramente estarán rondando el 10% del total de la población. Una cifra a tener en cuenta, por supuesto. Pero no más que la del 90% restante.

(ABC, 13 de septiembre de 2014)

Contando «carallots»

    13 de septiembre de 2014