Parece que las relaciones entre Convergència y Unió no pasan por su mejor momento. Ha bastado con que el viejo partido fundado en 1931 por Pau Romeva y Maurici Serrahima, entre otros, y cuyo primer líder reconocido fue el malogrado Manuel Carrasco i Formiguera, anunciase su intención de convocar una consulta entre la militancia para saber cuántos abrazarían la independencia y cuántos no; ha bastado esa convocatoria, prevista para el próximo 14 de junio, para que se desatara la tormenta. Atiendan si no: alcaldes convergentes pidiendo que Josep Antoni Duran Lleida no repita como candidato a las Cortes por su ambigüedad ante el Proceso; diputados y senadores de Unió, encabezados por la mano derecha de Durán en el Congreso, exigiendo una retractación a esos alcaldes y amenazando con una ruptura irreversible de la federación; el coordinador general de Convergència, Josep Rull, quitando importancia a las desavenencias con el argumento de que «crisis de estas he visto muchas». Y todo ello con un prólogo significativo hace apenas diez días, cuando trascendió que la plataforma de reflexión política «Constrüim», creada por el propio Duran Lleida, había sido registrada como partido político.
Por descontado, es posible que Rull acabe teniendo razón y esta crisis sea una más de las muchas sufridas por CIU. Pero hasta ahora todos los encontronazos, incluso los más aparatosos, guardaban relación con el reparto del poder. Dentro de la federación o en las listas electorales. Ya no es el caso. O, suponiendo que aún lo sea —al fin y al cabo, el poder siempre está ahí, en forma de cargo o de encargo—, ya no se trata tan sólo, ni principalmente, de eso. Lo que ahora está en juego es el sistema democrático, las reglas del juego, el ordenamiento legal. Y buena parte de Unió no está por la labor de saltárselos a la torera. Por eso el partido ha organizado la consulta: para que la militancia se pronuncie y decida si quiere o no quiere suscribir una suerte de pacto por la independencia con Convergència y ERC. Y por eso ese viejo zorro de Duran tiene ya registrado un nuevo partido, no vaya a suceder que las urnas democristianas arrojen un resultado indeseado.
(ABC, 14 de marzo de 2015)