Cuando yo ejercía de catalán, TV3 nunca fue la mía. Ni siquiera en sus primeros y gloriosos compases, en los que llegué incluso a pisar sus platós para tratar de meter en vereda lingüística a los periodistas deportivos —fracasé, sobra añadirlo—. Así las cosas, ni les cuento cuál es mi relación con TV3 ahora que ya me he quitado de la catalanidad. Sólo la frecuento por razones estrictamente opinativas y cuando el nivel de excrecencia alcanza volúmenes notorios. O sea, a toro pasado y ciñéndome a los minutos indispensables. Eso mismo acabo de hacer con el fragmento de «Els Matins» del pasado martes en que
los tertulianos dejaron como chupa de dómine a Societat Civil Catalana (SCC). Todos sin excepción —la televisión pública catalana ya no se toma siquiera la molestia de incluir en sus tertulias a un abnegado y sufriente contradictor de la doctrina oficial, eso que en las viejas facultades de periodismo se conocía como «la coartada del medio»— la emprendieron con la entidad, cuyo nombre impugnaron, a la que acusaron de «antidemocrática» y motejaron de «quinta columna», y a la que atribuyeron un discurso que puede generar «una bola de nieve tóxica». Pero lo verdaderamente significativo del vídeo no son tanto las mentiras y las calumnias como lo demás. Es decir, las risitas de conejo, las miradas cómplices, los silencios de la moderadora, el acuerdo procaz de todos los presentes ante lo que allí se estaba afirmando. El Gobierno de la Generalitat ha dado barra libre a sus fieles y seguros servidores —dependientes, en su gran mayoría, del dinero público— y estos no lo desaprovechan. El resultado, claro, es un vómito de proporciones colosales.
Y, mientras, RTVE no sólo mantiene una obscena equidistancia ante la deriva nacionalista, sino que su franquicia catalana se permite incluso premiar un espot favorable a la independencia elaborado por estudiantes de la Universidad Pompeu Fabra. Menudo panorama. Y el otro Gobierno, el del conjunto de los españoles, a verlas venir. Ya sólo queda confiar, me temo, en que los chuzos de noviembre no caigan todos de punta.
(ABC, 5 de julio de 2014)