(ABC, 26 de abril de 2014)
Los socialistas de Gerona fueron siempre, con respecto al PSC, un poco como los de Guipúzcoa con respecto al PSE. O sea, un caso aparte. Esa singularidad tenía mucho que ver con la geografía: si en algún sitio podía uno soñar con que España era un Estado residual, ese sitio era la provincia de Gerona. Pero también guardaba relación con la propia gestación del partido, ya que una de sus fuerzas constituyentes, el Reagrupament Socialista, se hallaba fuertemente implantada en la zona, debido en buena medida a los orígenes ampurdaneses de su fundador, el otrora miembro del POUM y siempre catalanista acérrimo, Josep Pallach. Aun así, lo que más caracterizaba a los socialistas gerundenses era la familia. Me refiero, claro, a la familia Nadal. Mientras Joaquim era el alcalde de la ciudad, su hermano Manel controlaba la agrupación territorial del partido. Y hasta había otro hermano, Josep Maria, al frente de la universidad local. Ese sistema de corte caciquil era generalmente aceptado por los órganos de gobierno del PSC, entre otras razones porque no iba más allá de la provincia y daba sus frutos —circunscritos, eso sí, al campo municipal—. Pero tras los sucesivos batacazos electorales de la última década y la polarización del debate político en torno a la tan cacareada consulta, esto se acabó. Como parece haberse acabado, aunque por otros motivos, el aura de la familia Maragall en la federación barcelonesa del partido. La dimisión de Joaquim Nadal de la presidencia del PSC en Gerona, junto a la de nueve acólitos, ha sido interpretada por su sucesor provincial como un repliegue a tiempo ante una batalla —la de las primarias para elegir candidato a la alcaldía gerundense— en la que llevaban las de perder. Es posible. En el caso de Barcelona, las cosas fueron al revés: Jordi Martí, el candidato maragallista, se presentó a las primarias, las perdió y, en consonancia con ello, renunció a sus responsabilidades en el Ayuntamiento e incluso a su escaño. De un modo u otro, pues, el socialismo de clanes, tan connivente con el nacionalismo que hasta se confundía con él, va retirándose. Ahora sólo queda saber si lo que está en vías de reemplazarlo tiene todavía algún sentido.
(ABC, 26 de abril de 2014)
(ABC, 26 de abril de 2014)