2. Joan Ramon Resina es un catalán que vive y profesa en California y que, desde allí, observa el declive de Barcelona. Perfecto. Aunque no muy original, la verdad: baste indicar que algunos venimos observando algo parecido sin necesidad de ir tan lejos. Claro que hay declives y declives, y el observado por Resina no tiene nada que ver con el nuestro. Él cree que la ciudad ha caído en barrena porque le ha faltado fe en la nación, o sea, catalanidad por un tubo; nosotros creemos que los porqués de la podredumbre se hallan en partes no tan nobles. Pero también hay quien considera que en Barcelona no existe ninguna decadencia. A comienzos del año pasado, por ejemplo, cuando Resina difundió sus tesis, Ferran Mascarell, un optimista histórico, las rebatió públicamente, apelando al vigor inmarcesible de la ciudad. Pero eso fue entonces. Ahora, sostiene Resina, las cosas han cambiado. Y aduce, como muestra, el hecho de que Mascarell abrace ya sin complejos la causa de la nación catalana y de que Josep Ramoneda, su compañero de doctrinas urbanas, abogue incluso en los papeles por la mismísima independencia de Cataluña. Lo que decíamos, el declive de Barcelona.
3. En Palma de Mallorca acaban de detener a una banda dedicada al robo de pisos en plena noche, mientras sus moradores dormían. Cuentan las crónicas que los cacos entraban en las viviendas por las ventanas y los balcones abiertos, a los que se encaramaban trepando por cañerías y cables de electricidad. Pero lo sensacional del asunto no es esto; es la composición de la banda. Apunten: un alemán, un rumano, una española y un nigeriano. Nunca pensé que la práctica de la multiculturalidad llegara tan lejos.
ABC, 8 de agosto de 2009.