Desde hace un par o tres de semanas el PSOE parece haber iniciado el gran cambio. No se trata, claro, de un cambio ideológico. Ni siquiera de nombres. Se trata de un cambio de edades. El fracaso de los Rubalcaba, Valenciano y compañía en su gestión partidista y parlamentaria, evidenciado en las cada vez más paupérrimas expectativas electorales de la marca —y ello pese al creciente y pronunciado desgaste del Partido Popular—, ha convertido a los Madina, Talegón y compañía en hipotéticos candidatos a la Presidencia del Gobierno. Como es natural, los medios más o menos afines se han volcado en la empresa, informando, entrevistando, sondeando, especulando, soñando incluso; se comprende: la juventud es un valor de nuestro tiempo —o, lo que es lo mismo, allí donde haya una cara tierna que se quiten las chuchurridas—. Con todo, harían bien quienes se interesen por el asunto en no confundir edad con renovación, con cambio, con nueva política, en definitiva. En marzo de 1930, cuando la «Dictablanda» del general Berenguer, Josep Pla saludó el acceso del septuagenario Joan Maluquer a la Presidencia de la Diputación recalcando que se trataba de un hombre nuevo, que jamás había ejercido un cargo público y cuyo perfil se ajustaba a las necesidades de la época. Del mismo modo, la importancia de una figura como la de Albert Rivera no radica tanto en su juventud como en el hecho de haber sabido encarnar una forma distinta de hacer política. Por lo demás, ahora que la presencia de Ciutadans en las instituciones ha aumentado de forma considerable, cualquiera puede advertir que la edad de sus representantes no constituye ningún factor determinante, al contrario. Y otro tanto cabe afirmar de los cargos públicos de UPyD. En ambos casos, lo que los electores valoran no es la juventud de los candidatos, sino la del proyecto político. Y quien dice juventud, dice vitalidad y adaptación a las palpitaciones del tiempo. Un tiempo nuevo, duro y difícil, para que el que ya no sirve, agrade o no, la vieja política.

(ABC, 4 de mayo de 2013)

Cosas de la edad

    4 de mayo de 2013