Lo cual da que pensar. Sobre todo porque el estudio practicado en el sarcófago del monasterio de Santes Creus ha revelado que lo que allí se conserva no es polvo real, como se suponía, sino una real momia. Sí, unos despojos embalsamados, intactos. Y susceptibles, por tanto, de ser analizados hasta la náusea. O sea, hasta el ADN. No sé si reparan en lo que esto significa. Una vez en posesión de la información genética del rey, y con algo de paciencia, se puede ir reconstruyendo su línea sucesoria. No la que fue; la que podía haber sido. Voluntarios para someterse a un examen no faltarán, seguro. El problema es que esa clase de experimentos se sabe cómo empiezan, pero nunca cómo acaban. Total, que los republicanos de toda laya que hoy gobiernan en Cataluña ya pueden irse preparando. Si no me fallan las cuentas, Pere IV, o Pedro V, está al caer.
ABC, 27 de noviembre de 2009.