De ahí, sin duda, que los medios busquen la noticia en otra parte. Y quien dice noticia dice la posibilidad de llenar un trozo de página o un fragmento de informativo con algo que llame un poquitín la atención. Ese algo ha sido en esta ocasión —y me temo que va a seguir siéndolo en el futuro— los apuntes de los señores diputados. Pero no los apuntes tomados a mano, como aquellos, repletos de faltas, con que nos obsequió en su día el presidente del Gobierno, sino los escritos en un teléfono móvil. Primero fue el consejero Joan Saura quien le mandó a su compañero Bosch un sms con la opinión que le había merecido el discurso del presidente: «Kin “toston” oi?» —observen, de paso, ese uso tan políticamente correcto, tan celosamente normativo, que hace el consejero de las comillas—. Y luego, al día siguiente, fue Daniel Sirera quien hizo lo propio con su compañera de bancada popular Cari Mejías: «Q quieres q te cuente? Pq no me presente? Pq al volver la vista atrás estarias tu, el tutu, el Berman, la nadal y cuatro mas? Este partido es una mierda y la gente no …».
Por supuesto, no estamos ante el mismo tipo de texto, por más que ambos se caractericen por su tono crítico. El de Saura es un comentario —justísimo, por otra parte— a las palabras de Montilla. El de Sirera, en cambio, nada tiene que ver con lo que estaba sucediendo en aquel momento en el hemiciclo y sí con los avatares —pasados, presentes y futuros— del diputado en su propio partido. Sea como fuere, tanto un mensaje como otro demuestran un profundo desapego, especialmente en el caso del de Sirera. Y demuestran, sobre todo, hasta qué punto sus señorías deberían andarse con cuidado a la hora de sincerarse con el prójimo, por más que el prójimo sea de confianza.
La tecnología, como las monedas, tiene dos caras, y lo mismo sirve para preservar la intimidad que para esparcirla a los cuatro vientos.
ABC, 3 de octubre de 2009.