El SCC no es el Standards Council of Canada, ni el Sacramento City College, ni, por supuesto, la Société Centrale Canine. El SCC es el Sistema Català de Comunicació. El Sistema Català de Comunicació, o sea el esececé, difícilmente puede ser descrito en una columna de periódico: no sólo desborda sus límites, sino que, por su condición mutante, aparecerá siempre de modo inconcluso. Aun así, por probar que no quede. El SCC es un sistema basado en la existencia de un espacio diferencial —el Espai Català de Comunicació— donde se manifiestan fenómenos singulares. Por ejemplo, el de unos medios de comunicación presuntamente privados que, además de ir todos a una, guardan una exquisita fidelidad al poder, lo que les lleva a publicar editoriales conjuntos en contra del Tribunal Constitucional y a favor de un Estatuto de Autonomía cocinado por ese mismo poder; a cambio, reciben jugosas subvenciones, de forma directa o mediante publicidad institucional. O el fenómeno de una televisión pública que, entre otras muchas particularidades, tiene por costumbre censurar sus informativos, como ha hecho esta misma semana por la presión de una entidad financiera que no quería ver dañada su imagen. O el de un organismo de la Generalitat encargado de realizar estudios de opinión que prevé una mayoría absoluta para la federación gobernante, cuando resulta que todos los demás organismos y empresas de sondeos españoles coinciden en pronosticar para esa misma formación una mayoría no absoluta. O el fenómeno de una intelectualidad agradecida, rastrera y a todas luces senil, en la que confluyen funcionarios, altos cargos convergentes y viejas glorias del socialismo autóctono, que suscribe un manifiesto de apoyo al caudillo y su movimiento y se presta incluso a escenificar el acto de vasallaje con el consejero de Cultura oficiando de gran chamán. Y, sobre todo, el fenómeno que resulta de lo descrito hasta aquí: ese silencio envolvente, entumecedor, totalitario.

(ABC, 10 de noviembre de 2012)

El SCC

    10 de noviembre de 2012