(ABC, 4 de abril de 2015)
JM Nieto firmaba ayer en este diario una sabrosa «Fe de ratas» en la que podía verse a Artur Mas cruzar una y otra vez un Rubicón serpenteante al grito de «Alea jacta est». Para quienes hemos seguido la larga marcha emprendida por el actual presidente de la Generalitat desde el día aquel en que se creyó la reencarnación de Moisés, el sentido de la viñeta no puede ser más diáfano: una y otra vez Mas ha ido cruzando la línea que separa la legalidad de la ilegalidad, la Cataluña constitucional de la Cataluña irredenta, la convivencia del enfrentamiento, la democracia en libertad de la utopía totalitaria. Y cada uno de esos pasos –realizados mediante declaraciones solemnes, hojas de ruta, pactos soberanos o amaños de consulta– le ha devuelto fatalmente al punto de partida por efecto del trazado ondulante de esa línea de demarcación. Esta semana, sin ir más lejos, hemos asistido a un nuevo episodio de este género: la difusión de una «Hoja de ruta unitaria del proceso soberanista catalán», que cuenta con el aval de CDC, ERC y sus extensiones de «agitprop» –ANC, Òmnium y AMI–. Es decir, lo de siempre, si bien algo mermado en lo que a fuerzas políticas se refiere. Pero también hemos tenido conocimiento de una llamada «Declaración municipalista de Cervera», auspiciada por la AMI, en la que se insta a los electos de los comicios locales del 24 de mayo a rendir vasallaje, en su acto de toma de posesión, al Gobierno que vaya a surgir de las elecciones del 27 de septiembre, a fin de «ejercer la autodeterminación de nuestro pueblo y proclamar, junto a todas nuestras instituciones, el ESTADO CATALÁN, LIBRE Y SOBERANO». Comprendo que a muchos lectores semejante propósito no les sorprenda lo más mínimo. Pero que ya nada alcance a sorprendernos en la política catalana actual no significa que haya que permanecer impasibles ante los constantes desafíos del nacionalismo. Sobre todo cuando lo que está en juego es la integridad del Estado, garante de nuestra condición de ciudadanos libres e iguales. A las instituciones de ese Estado compete, pues, la responsabilidad de actuar para impedir que esas amenazas de hoy puedan llegar a cumplirse mañana.
(ABC, 4 de abril de 2015)
(ABC, 4 de abril de 2015)