Es verdad que nos hallamos en campaña y que en campaña todo sirve. Por lo tanto, no deja de ser hasta cierto punto normal que Artur Mas recurra a semejante argumento para resaltar el carácter supuestamente españolista del PSC, que no es sino la mejor manera de realzar el carácter decididamente catalanista —léase, nacionalista— de la federación que él preside. Ahora bien, si hay algo que nunca puede haberle quitado el sueño al candidato de CIU es la filiación llamémosle patriótica de los socialistas catalanes. Desde que el partido existe —y hace de ello ya tres largas décadas—, siempre que los intereses particulares de Cataluña han entrado en conflicto con los generales de España, el PSC ha optado por los primeros. Y siempre que las circunstancias le han llevado a levantar un muro para echar del tablero político a un adversario, este adversario no ha sido otro que el PPC —el Pacto del Tinell constituye sin duda la máxima expresión, y la más deleznable, de esa práctica antidemocrática—.
De ahí que una alianza entre socialistas y populares catalanes esté muy lejos de poderse siquiera imaginar. Y es que, bien mirado, ese pacto a la vasca al que se alude como modelo y cuya fragilidad resulta más que manifiesta, ni siquiera se habría planteado de no mediar el terrorismo. Desengáñense, en España manda el nacionalismo, así en provincias como en la capital. Y todo indica que seguirá mandando.
ABC, 13 de noviembre de 2010.