Sí, lo que leen. En lengua, matemáticas y sociales ha obtenido un aprobado raspado, mientras que en naturales el cate ha sido inapelable. Total, 496 de puntuación global. Total, aunque sea por poco —el aprobado se sitúa en 500—, suspendida. Pero, más allá del suspenso, la evaluación permite unas cuantas lecturas, a cuál más instructiva. Por ejemplo, que Cataluña ocupa, en la clasificación, el puesto número 12 de 19 —las 17 Comunidades más Ceuta y Melilla—. O, lo que es lo mismo, que está mucho más cerca de Melilla, la última, que de La Rioja, la primera. O que se sitúa, mira por dónde, justo detrás de Extremadura, la bestia negra del nacionalismo. O que el desembolso económico no influye en el nivel educativo, dado que la propia Extremadura, con un gasto por alumno inferior al de Cataluña, la supera en la lista, mientras que el País Vasco, cuya inversión se encuentra a años luz de las de las demás Comunidades, ocupa el puesto 14 de la clasificación. O, en fin, que no se le puede achacar la culpa del batacazo a la inmigración, ya que Madrid, por ejemplo, con unos registros de población inmigrante similares a los catalanes, es la quinta de la lista y le saca más de treinta puntos a Cataluña.
Pero no acaba aquí la cosa. Esta misma semana la Generalitat ha presentado una evaluación particular, referida a sexto de primaria, que arroja como resultado que un tercio de los alumnos catalanes concluyen el primer ciclo de enseñanza sin haber alcanzado un mínimo nivel en lenguas y matemáticas. O sea, sin saber leer ni escribir ni contar. Sin saber razonar, vaya.
Aun así, todavía hay quien dice, sin cortarse un pelo, que somos la avanzadilla.
ABC, 19 de junio de 2010.