1. A toda esa panda de asesinos convictos y supuestos huelguistas de hambre entre los que se encuentra Iosu Uribetxeberría Bolinaga deberían administrarles, además de la ley, una lectura obligatoria: «Un mundo aparte», de Gustaw Herling-Grudzinski (Libros del Asteroide). Y, en especial, la segunda parte, donde se narran los efectos de una huelga de hambre en un campo de trabajo soviético, a comienzos de los años cuarenta. No sólo para que vean lo que se pierden viviendo en un Estado de derecho; también para que se deleiten soñando con un sistema penitenciario que, al fin y al cabo, es el suyo.

2. Bien está lo que ha dicho Carles Duarte, el flamante presidente del CoNCA. En efecto, «debería ser posible» que un escritor catalán en lengua castellana pueda obtener el Premio Nacional de Cultura de la Generalitat en su modalidad de literatura. Ocurre, sin embargo, que Duarte lo dice desde la independencia de su cargo actual, por más que en el pasado desempeñara altas responsabilidades en los gobiernos de Jordi Pujol. Vaya, que el consejero Mascarell y el Gobierno del que forma parte no tienen por qué hacerle caso. Lo cual es una lástima, sobra añadirlo. Nadie merece más ese premio que algunos escritores catalanes en lengua castellana. Sin su decidida connivencia con el nacionalismo a lo largo de tres décadas, muy poco de lo que ahora nos afrenta habría sido posible.

3. Confieso que, al leer el titular, mi primera reacción fue de pavor. ¿Cómo, Miguel Ríos, Pedro Almodóvar o Almudena Grandes —por poner tres ejemplos— exhibiéndose tal como vinieron al mundo para manifestarse en favor de los derechos de autor? Luego, cuando entré en el cuerpo de la noticia, todo se aclaró. Y es que la exhibicionista en cuestión, la escritora Vanessa de Oliveira, atesoraba ya al parecer otras exhibiciones de esta índole antes de la de la Bienal del Libro de Sao Paulo. En fin, que era una profesional, lo que no puede decirse, ¡ay!, de los nuestros.

(ABC, 18 de agosto de 2012)

Apuntes veraniegos (3)

    18 de agosto de 2012