Por supuesto, ese frenesí adopta distintas formas. La más común es la subvención. Véase, por ejemplo, la que el Departamento de Cultura acaba de conceder de prisa y corriendo a un trust de empresas relacionadas con el mundo de la edición, el Grup Cultura 03, por un valor de un millón de euros, para que saque a la calle un nuevo periódico en catalán. El Grup Cultura 03 fue fundado, entre otros, por Eduard Voltas, actual secretario de Cultura del Departamento, quien también dirigió y editó la revista «Sapiens», producida por una de las empresas integradas en el trust. Pues bien, si una vez echados los dados electorales, estos no son favorables a la continuidad del tripartito o, más en concreto, a los intereses de ERC, lo más probable es que Voltas vuelva al redil editorial. O sea, a ese proyecto empresarial que él mismo fundó y al que su gobierno acaba de regalar ese milloncete de euros, que viene a sumarse a los repartidos en ejercicios anteriores.
Pero, aun siendo la más vistosa, no es esa la única forma de apurar la copa que tienen nuestros políticos. Está también la del decreto. Como el que acaba de rescatar del olvido el consejero Josep Huguet —ya había amagado con algo parecido hace unos años— y que pretende obligar a los profesores universitarios a poseer el nivel C de lengua catalana si quieren impartir sus clases en la Comunidad. Es verdad que el anuncio de Huguet ya ha sido matizado por las palabras del consejero portavoz Baltasar, que ha desmentido que la medida vaya a aplicarse a los docentes en activo, al tiempo que aseguraba que no iba a aprobarse sin el consentimiento de los rectores de universidad. Pero, con todo, no hay duda que la legión independentista que nos gobierna está echando el resto.
Así pues, querido lector, «take it easy». De aquí al día de las elecciones todavía asistiremos a unas cuantas demostraciones más de ese fin de fiesta. Hasta que no quede en la copa ni una mísera gota.
ABC, 4 de septiembre de 2010.