Me refiero, por ejemplo, a un par de saraos nocturnos y alternativos, de factura «okupa», caracterizados por el gentío, el estruendo y los efluvios tóxicos de toda clase. O a unos conciertos hechos a golpe de material urbano —contenedores, conos, vallas—, que han terminado a las seis de la mañana frente a unas residencias de ancianos. O a una manifestación no autorizada, convocada bajo el lema «Ultratgem Espanya», en la que se han lanzado vivas a ETA y mueras a todo bicho, y que los Mossos d’Esquadra no han creído necesario reprimir para no vulnerar —la explicación es suya— el derecho a la libertad de expresión. Y todo esto, claro, religiosamente subvencionado, de forma directa o indirecta, por el Ayuntamiento de la ciudad.
Pero dejemos a un lado las algaradas juveniles y sus secuelas y volvamos al callejero. Y, en concreto, al cambio de nombre de la plaza Rius i Taulet, que dentro de unos meses, si nada lo impide, pasará a llamarse «Plaça de la Vila de Gràcia». El propio presidente del Distrito, el republicano Martínez, anticipándose en medio año a los efectos del decreto municipal, se felicitaba ya por ello en el programa de la fiesta mayor. Sus palabras merecen ser oídas: «Aquest serà el primer any de Festa Major a la “Plaça de la Vila”, nom que hem volgut que tingui l’espai públic que conté l’element simbòlic de la Vila i el seu Ajuntament». No le falta razón. Han querido que el nombre sea este y casi casi lo han logrado. Pero, antes de proseguir, debo aclararles que cuanto viene a continuación —y cuanto deberá esperar fatalmente al próximo sábado— no es fruto de ninguna investigación particular, sino de la aportación interesada de Albert de Paco, editor en excedencia, rumbero a carta cabal y, lo que aquí importa, graciense de pro. Pues bien, de sus pesquisas se deduce que el republicano Martínez, y todos los republicanos por él alimentados durante las últimas legislaturas, incluidos los medios de comunicación de barriada, han urdido una campaña sensacional para echar de la república al alcalde Rius i Taulet y sustituirlo por esa denominación primaria y obsoleta de «Plaça de la Vila».
El próximo sábado, sin falta, tendrán todos los detalles.
ABC, 23 de agosto de 2008.