Filología catalana





Amando de Miguel, 24 de junio de 2009.

Querido Xavier:

He leído de un tirón tu Filología catalana. El título es ya un acierto, y el contenido más. Me agrada especialmente tu estilo relativista, matizado, lleno de subordinadas. Soy un coleccionista de libros de memorias (tengo escrito un ensayo sobre el género) y reconozco en los catalanoparlantes un don especial para ese tipo de literatura. Me influyó mucho en esa observación mi mejor amigo de Barcelona, Panxo Marsal. También hablé de ello muchas veces con Joan Fuster (el de Sueca). De tus personajes he admirado también a Ivan Tubau.

Un detalle para la pequeña historia. Como primer firmante del «Manifiesto de los 2.300» (me pusieron en primer lugar por ser el vicedecano de Económicas en Pedralbes), certifico que el texto circuló entre los firmantes (todos los que yo conocía eran profesores) en el otoño de 1980. Se lanzó a los medios en enero de 1981. Así pues, nada tuvo que ver el 23-f. Lo que sí recuerdo es que, con ocasión del 23-f, escribí yo un artículo para El Periódico que fue ostentosamente rechazado (había colaborado asiduamente en el Brusi desde 1970). Era la señal de que me tenía que marchar de Cataluña. Lo precipitó el tiro recibido por Federico y la amenaza formal de que lo íbamos a recibir los primeros firmantes. El estímulo definitivo para mi salida de Barcelona se produjo en la primavera de 1981. Eran las elecciones para Rector en la Universidad. En el lugar de las elecciones había solo una enorme pancarta que rezaba: «Amando go home». Naturalmente me di por aludido y me fui con viento fresco.

Un dato sobre la expresión de tu madre «ni el pare es mor, ni sopem». Lo decían mucho los compañeros del Departamento de Valencia donde estuve de catedrático en 1975 (Marqués, Ninyoles, Picó, Mollà), todos ellos fusterianos. También la he oído en Barcelona y en Aragón.

Reitero el gozo que me han dispensado tus páginas, estupendamente escritas. Son realmente una «eulogía catalana».

Un abrazo,
Amando de Miguel.


Miguel Riera, 14 de mayo de 2009.

Estimado Xavier:

No he tenido tiempo de disfrutar tu libro, que acabo de adquirir, pero sí he tenido la curiosidad morbosa de leer las páginas en que me citas. Y debo decir que la realidad, tanto en lo que hace a Jiménez Losantos como al querido y recordado Juanjo, está muy lejos de lo que narras.

Supongo que tu fuente en el primer caso es el propio Jiménez (no creo que haya sido Biel; no lo creo tan cínico, aunque quién sabe). Pero la historia que él cuenta es rotundamente falsa, como podrían atestiguarte varias personas (Pep Sarret, Paco Fernández Buey, Miguel Barroso, Miguel Gil, etc.) que vivieron el caso.

Para empezar, Biel era co-director de la colección; el otro co- era yo mismo; Biel no quiso asumir él solo la responsabilidad de la colección y aceptó con la condición de que las decisiones las tomásemos conjuntamente. Antes de que FJL enviase su libro, Biel y yo habíamos decidido –a la vista de la mala marcha de la colección- limitarnos durante un periodo largo, de más de un año, a sólo publicar traducciones que asentaran el sello. Llegó entonces el manuscrito de FJL, y como habíamos tomado aquella decisión yo ni siquiera abrí el paquete. Antes de devolverlo, Biel me pidió que, dada la amistad que tenía con FJL, fuera yo quien le comunicara la negativa (vamos, que hiciera de policía malo). Llamé a FJL y éste tardó unos días en venir. Llegó con Biel, quien estuvo mudo toda la reunión. El paquete, sin abrir, estaba sobre mi mesa. FJL recibió el no, me dijo que me arrepentiría y se levantó y salió. Biel salió tras él; al llegar a la puerta, ante mi cara de estupefacción por su mudez, se giró y me hizo un signo dándome a entender que ya me contaría

Luego supe que, en compañía de Alberto Cardín, se dirigieron a la redacción de Mundodiario, donde les esperaban Amparo Tuñón y José María Vidal Villa (ambos con agravios contra una persona del Topo que no era yo) con el documento redactado y desde allí se dedicaron a llamar a muchísimas personas mintiéndoles: les decían que el libro había sido contratado y luego censurado. Fue una repugnante –aunque hábil- maniobra mediática, premeditada y falaz.

Al publicarse el manifiesto al día siguiente en la prensa, abrí el paquete y le eché un vistazo al contenido. Y, efectivamente, había no ofensas, sino insultos dirigidos a algunos personajes de la cultura catalana (concretamente, recuerdo que a Vázquez Montalbán se le trataba de suave bobo, imbécil y otras cuantas lindezas). Insultos, por cierto, que habían desaparecido en la versión que publicó Ajoblanco, supongo que por consejo de algún abogado.

Eso fue lo que pasó. No hubo censura, ni previa, ni posterior. No se consideró la publicación del libro. Y me alegro de haber roto con FJL y Biel desde entonces.

En cuanto a lo de Juanjo, tampoco es justo explicar así lo que sucedió. No lo dejé en la indigencia: él fue quien decidió romper. Yo traté de buscar una solución. En la última fase de su enfermedad sufrió una especie de paranoia (o algo parecido, no recuerdo el término exacto) con varias mujeres que trabajaban entonces en la casa. Manchaba de sangre la toalla del baño (ya sabes que en aquella época había un terror generalizado sobre las posibles formas de contagio), les tiraba bolas de papel encendido, un día les requisó los bolsos a todas y los rellenó de desechos de las papeleras... etc. El trabajo se estaba haciendo imposible debido a la tensión. Él sufría mucho, eso era evidente, y aterrorizaba a los demás. Su médico me explicó que era un cuadro raro pero que se daba en algunos casos; un desequilibrio emocional que se trocaba en aversión hacia algunas cosas o personas. Hablé con él y le propuse que trabajara en su casa por las mañanas y que viniera sólo por las tardes a despachar conmigo. No aceptó. Él prefirió cobrar la indemnización y dejarlo. Se tomó muy mal mi petición; creo que no comprendía por qué tenía a todas las mujeres de la casa en contra. Y yo no supe encontrar una fórmula mejor que ofrecerle.

Ciertamente, liquidar aquella tragedia diciendo que yo dejé a Juanjo en la indigencia se me hace un tanto frívolo, además de doloroso.

En fin, supongo que tendré que convivir con los sambenitos que se me adjudican por plumas más poderosas y populares que la mía. No hace mucho Vila-Matas escribía en el prólogo de un libro que el Topo fue una revista pro-albanesa, e imagino que se quedó tan ancho después de soltar ese disparate. Bueno, pelillos a la mar.

Saludos cordiales,

Miguel Riera.


Josep Pla y el viejo periodismo





Carta des d’Arenys de Mar, 25-06-09

Benvolgut Xavier,

Estic llegint Verinosa llengua. Un llibre esgotat i difícil de trobar a Barcelona. He aconseguit agenciar-me’l a través de la biblioteca del meu poble: Arenys de Mar. L’acabo de començar i, de moment, el trobo fascinant. No us heu plantejat fer-ne una reedició? Crec que 25 anys després d’aquella publicació, seria molt interessant poder llegir una reedició amb noves aportacions.

Per altra banda, no paro d’escoltar entrevistes als mitjans públics catalans amb l’Enric Vila, que com deus saber, ha escrit un llibre sobre Josep Pla. Ja sé que sóc un ingenu, però m'agradaria saber si en cap moment s’han posat en contacte amb tu des dels mitjans públics catalans per xerrar del teu llibre sobre Pla i el Vell Periodisme.

Malauradament, molt em temo que no.

Salutacions cordials.